Obra reciente de Gilberto Padrón
Espacios de lo imaginario
El artista traza líneas rectas sobre un lienzo para sugerir una perspectiva. En ella se abre una escena, donde se observan elementos que recuerdan a un espacio de exhibición de obras de arte, como un museo o una galería. En la representación de este recinto, aparecen otras figuras, cuerpos que interactúan con las obras, o que hacen parte de ellas. La imagen se expande formando una composición, que a su vez alberga otras. Cada elemento guarda un relato, una expresión, algo que está a punto de suceder. Quizás esto sea lo más resaltante de la serie Espacios imaginarios del artista Gilberto Padrón, un ensayo pictórico sobre la potencia de las imágenes.
La idea de representar espacios expositivos tiene que ver con la propia relación del artista con Exaedro, galería que se dedica a promocionar y comercializar sus trabajos desde hace un tiempo. Sin embargo, Padrón se estaría refiriendo a algo más que al espacio. Sus pinceladas conservan la gestualidad del apunte, que escruta en la superficie del lienzo la aparición de formas ficticias junto con texto escrito sobre una realidad latente en las habitaciones. Los trazos muestran diferentes momentos del acontecer, y prefiguran algo por venir.
El uso de números y símbolos matemáticos, característicos en la obra de Padrón, también opera en torno a esta construcción imaginaria de los espacios. Como ejemplo, la raíz cuadrada de menos uno, signo presente en una de las obras, que representa la unidad imaginaria equivalente a la unidad de los números “reales”, que se identifica con la letra “i” de imaginario.
Siguiendo con esa búsqueda, los colores de la paleta del artista dan cuenta de la particular mirada del artista, quien al mezclar los colores, procura activarlos mediante tonos ambiguos. La contundencia de colores oscuros, se ve de repente contrastada con claros pictóricos, pentimentos en su mayoría, volviendo al interés en lo procesual del pintor.
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Padrón reflexiona sobre la propia existencia como proyecto en constante revisión. En estos cuadros que guardan otros en su interior, se pueden apreciar distintos estratos de lo imaginario que reflejan una relación particular con la realidad. El arte tiene esa capacidad de revelar por un instante y ocultar al mismo tiempo cuestiones que podrían acercarse a aquello que escapa del razonamiento lógico. Aberturas hacia construcciones posibles de mundos y cuerpos, tienen a la mirada como privilegiada acción creadora.
Luis Ocampos Pompa
Artista, gestor cultural y docente.
Es licenciado en Artes Visuales por el Instituto Superior de Arte “Dra. Olga Blinder”, de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte de la Universidad Nacional de Asunción.
Desde el 2012 trabaja como guía de visitas en el Centro de Artes Visuales/Museo del Barro. Desde el 2019 se desempeña como jefe de la Unidad de Espacios del Centro Cultural de la Ciudad Carlos Colombino/Manzana de la Rivera, dependiente de la Dirección General de Cultura y Turismo de la Municipalidad de Asunción, y desde el 2017 como docente en la Carrera de Marketing de la Universidad de Desarrollo Sustentable de Asunción.
En 2017 coorganizó un taller de grabado en madera en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú (Asunción) con Los Seis Campesinos, antiguos dirigentes sociales y políticos considerados presos políticos por varias organizaciones locales e internacionales de defensa de los Derechos Humanos.
Ha participado en varias muestras colectivas en Paraguay. En diciembre de 2019 presentó la exposición denominada “Predecir el pasado”, con curaduría de Leticia Alvarenga, en el Centro Cultural Citi de Asunción. En abril de 2021, también con Leticia Alvarenga, fue co-curador de la muestra colectiva “Colmar de memoria el olvido” en el Centro Cultural de España Juan de Salazar.